Monday, 22 February 2016

Los mayas y sus dioses (Popol Vuh - La escritura del dios)

A lo largo del tiempo y de la historia del hombre diferentes civilizaciones se han asentado en toda la geografía del planeta, unas de menor relevancia y trascendencia, otras han llegado a formar grandes imperios y dinastías. En el continente americano una de estas grandes civilizaciones fue la maya, la cual tuvo su centro de localización en lo que actualmente conocemos como Guatemala y Honduras pero que se extendió por gran parte de Centroamérica y se estableció como una de las de mayor importancia en la época precolombina dando grandes aportes científicos y culturales para la época.
Uno de sus más enriquecedores logros fue el que se refiere a lo religioso pues es en ese punto donde los mayas poseían fuertes creencias de carácter mágico, así como una fe politeísta. Hoy día gracias a esta herencia se pueden conseguir obras literarias que tienen gran influencia de esta cultura, tal es el caso del Popol Vuh, de la cual se han inspirados cuentos como “La escritura del dios”.
En ambas obras se puede apreciar como los hombres que las protagonizan  tienen una fuerte creencia y devoción a sus dioses, se habla en el Popol Vuh de un conjunto de mitos entrelazados entre sí, referentes a la creación del mundo según los quiché, que fue posiblemente la más grande civilización que existió en el imperio maya, igualmente en “La escritura del dios” escrita por Jorge Luis Borges  hace referencia a un sacerdote maya llamado Tzinacán quien guarda una inmensa fe por sus dioses.
En estos textos se expresa la importancia de los dioses para la cultura maya, tal es el caso de los personajes principales del Popol Vuh, Hunalpú e Ixbalanqué quienes tras desatar la ira de Hun – Camé y Vucub – Camé, dioses principales de Xibalbá, por causar ruido tras iniciar un juego de pelota se vieron envueltos en una serie de pruebas y retos a los que fueron sometidos por   estos últimos, pero gracias al ingenio de Hunalpú e Ixbalanqué pudieron salir ilesos de la mayoría de estas pruebas. Posteriormente, se convirtieron en dioses, uno el dios de la luna y el otro el dios del sol. Por otro lado, en “La escritura del dios”, su personaje principal Tzinacán,  un sacerdote maya quien fue torturado por Pedro de Alvarado, al quemar la pirámide de Qaholom, es encarcelado, al lado de un jaguar en la siguiente celda, Tzinacán buscaba el script divino que le proporcionara la omnipotencia en los patrones de la piel del jaguar. En el proceso de conseguir el script, tiene un sueño en él que se ve así mismo ahogándose en la arena, despierta en una visión de una enorme rueda de agua pero también de fuego, lo que le permite entender los patrones en la piel del jaguar; Tzinacán afirma que es una fórmula de catorce palabras que son “aparentemente al azar”, al decirlas hará desaparecer su prisión, pero decide no hacerlo ya que se contenta con dejar que se encuentre en la celda.
Para la cultura maya, la magia y la religión son de gran importancia esto queda demostrado en la forma como los dioses crearon el mundo mágicamente y todo lo que habita en el, de la misma manera surgieron diferentes dioses en los que los hombres creían, como es el caso del dios del sol y la luna, y el dios de la guerra, estos son algunos de los más importantes a los que los hombres adoraban, de igual manera creían en dioses en forma de jaguar y hombre, una especia de dios mitad hombre, mitad animal. Para esta gran civilización gran parte de lo que realizaban era porque sus dioses lo ordenaban para no ser castigados por estos.

Autor:
Neida Martínez


Imagen de "Popol Vuh" los dioses.

Imagen de portada del libro de "Popol Vuh"

Imagen del leopardo de "La escritura del dios"

Imagen de "La escritura del dios"


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