A lo largo del tiempo y de la historia del
hombre diferentes civilizaciones se han asentado en toda la geografía del
planeta, unas de menor relevancia y trascendencia, otras han llegado a formar
grandes imperios y dinastías. En el continente americano una de estas grandes
civilizaciones fue la maya, la cual tuvo su centro de localización en lo que
actualmente conocemos como Guatemala y Honduras pero que se extendió por gran
parte de Centroamérica y se estableció como una de las de mayor importancia en
la época precolombina dando grandes aportes científicos y culturales para la
época.
Uno de sus más enriquecedores logros fue el que
se refiere a lo religioso pues es en ese punto donde los mayas poseían fuertes
creencias de carácter mágico, así como una fe politeísta. Hoy día gracias a
esta herencia se pueden conseguir obras literarias que tienen gran influencia
de esta cultura, tal es el caso del Popol Vuh, de la cual se han
inspirados cuentos como “La escritura
del dios”.
En ambas obras se puede
apreciar como los hombres que las protagonizan tienen una fuerte creencia y devoción a sus
dioses, se habla en el Popol Vuh de
un conjunto de mitos entrelazados entre sí, referentes a la creación del mundo
según los quiché, que fue posiblemente la más grande civilización que existió
en el imperio maya, igualmente en “La escritura del dios” escrita por Jorge
Luis Borges hace referencia a un
sacerdote maya llamado Tzinacán quien guarda una inmensa fe por sus dioses.
En estos
textos se expresa la importancia de los dioses para la cultura maya, tal es el
caso de los personajes principales del Popol
Vuh, Hunalpú e Ixbalanqué quienes tras desatar la ira de Hun – Camé y Vucub
– Camé, dioses principales de Xibalbá, por causar ruido tras iniciar un juego
de pelota se vieron envueltos en una serie de pruebas y retos a los que fueron
sometidos por estos últimos, pero
gracias al ingenio de Hunalpú e Ixbalanqué pudieron salir ilesos de la mayoría
de estas pruebas. Posteriormente, se convirtieron en dioses, uno el dios de la
luna y el otro el dios del sol. Por otro lado, en “La escritura del dios”, su
personaje principal Tzinacán, un
sacerdote maya quien fue torturado por Pedro de Alvarado, al quemar la pirámide
de Qaholom, es encarcelado, al lado de un jaguar en la siguiente celda,
Tzinacán buscaba el script divino que le proporcionara la omnipotencia en los
patrones de la piel del jaguar. En el proceso de conseguir el script, tiene un
sueño en él que se ve así mismo ahogándose en la arena, despierta en una visión
de una enorme rueda de agua pero también de fuego, lo que le permite entender
los patrones en la piel del jaguar; Tzinacán afirma que es una fórmula de
catorce palabras que son “aparentemente al azar”, al decirlas hará desaparecer
su prisión, pero decide no hacerlo ya que se contenta con dejar que se
encuentre en la celda.
Para la cultura maya, la magia y la religión
son de gran importancia esto queda demostrado en la forma como los dioses
crearon el mundo mágicamente y todo lo que habita en el, de la misma manera
surgieron diferentes dioses en los que los hombres creían, como es el caso del
dios del sol y la luna, y el dios de la guerra, estos son algunos de los más importantes
a los que los hombres adoraban, de igual manera creían en dioses en forma de
jaguar y hombre, una especia de dios mitad hombre, mitad animal. Para esta gran
civilización gran parte de lo que realizaban era porque sus dioses lo ordenaban
para no ser castigados por estos.
Autor:
Neida Martínez
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