Para el hombre la existencia
de un ser o ente superior ha estado presente desde sus inicios, y es que
incluso desde la prehistoria lo mágico y lo místico ha sido algo cotidiano.
Diferentes razas y culturas en diversos momentos han tenido presente la
existencia de un Dios o algunos dioses, de la misma forma estas creencias han
dado paso a historias, leyendas y mitos, unos más conocidos que otros, tal es
el caso del “Arca de Noé”, muy popular por ser parte de la Sagrada Biblia
encontrándose ubicado en el libro del Génesis. En este pasaje bíblico se cuenta
la historia de un hombre que construyó un arca en la cual tanto el ser humano
como los animales sobrevivirían a un diluvio que terminaría con la vida en la
tierra y quienes estaban dentro de esta nave tendrían la misión de repoblar el
planeta y es este aspecto el que puede señalarse como punto de encuentro entre
“El mito de Amalivacá” (mito de aborígenes venezolanos) y “Los advertidos” (cuento de Alejo Carpentier).
En primer lugar, “El mito de
Amalivacá” relata la historia de una pareja de indígenas tamanacos que habían
sobrevivido a la gran furia del río Orinoco, el cual había desbordado sus aguas
cubriendo así todas las tierras. Solo lograron sobrevivir este par de tamanacos
que alcanzaron a refugiarse en la Tepu-mereme, una altísima roca ubicada frente
a la cordillera del río, desde allí observaron como el enardecido río pudo
destruir todo a su paso. Posteriormente, vieron una canoa que se acercaba y en
ella se encontraba Amalivacá acompañado de su hermano Vochi y sus dos hijas. Al
llegar al Tepu-mereme Amalivacá empezó a reparar el mundo destruido así como a
arreglar las aguas del río.
Después de esto, Amalivacá
encomendó a los dos Tamanacos que sobrevivieron la tarea de repoblar la tierra
y para lograr esto les dio instrucciones de tomar los frutos de la palmera
moriche y arrojarlos hacia atrás. El hombre y la mujer consiguieron los frutos
y al arrojarlos hacia el suelo de estos se formaban hombres y mujeres
Tamanacos. Amalivacá hizo además que sus hijas fundasen una nueva raza con los
hombres nacidos de los moriches para que se extendieran por la tierra.
Por otra parte, “Los
advertidos” cuenta la historia del viejo sabio indígena Amaliwak quien era muy
respetado por las tribus de su región al punto de que dejaron de lado sus
diferencias y empezaron a trabajar en un pedido del mismo Amaliwak, el cual
consistía en construir una enorme embarcación o arca a la que los aborígenes
llamaron Enorme-Canoa. Amaliwak mandó a construir esta embarcación siguiendo
las instrucciones de su dios a quien llamaba Gran-Voz-de-Quien-Todo-lo-Hizo.
Terminada la Enorme-Canoa
Amaliwak pagó el trabajo a los indígenas con harina de yuca y de maíz, y tras
cerciorarse de que todos los animales habían entrado a la embarcación, el sabio
hombre cerró la escotilla y espero junto con su gente que iniciará la anunciada
lluvia. Y efectivamente, llovió de una manera tan impresionante que pronto el
agua empezó a cubrirlo todo, pasados varios días de lluvia la embarcación de
Amaliwak colisionó con otra de dimensiones muy parecidas a la suya, en ella se
encontraba un anciano que dijo venir del Reino de Sin y que había sido
advertido por su dios Quien-Todo-lo-Creo. Pero él no era el único, pues en los
siguientes días coincidieron con Noé elegido por su Dios Iaveh, también con
Deucalión encargado por el dios del Cielo y de la Luz y por último a
Our-Napishtim cuyo dios era el Dueño-de-las-Aguas. Todos con una misma misión,
construir un arca, sobrevivir al diluvio y repoblar la tierra.
Pasado un tiempo, Amaliwak oyó
nuevamente a la Gran-Voz-de-Quien-Todo-lo-Hizo quien le ordenó regresar a su
lugar de origen para completar su misión y fue así como una de las esposas de
Amaliwak arrojó detrás de su espalda unas semillas de palmera que se
transformaron en hombres y mujeres. Al finalizar la mañana ya había una
multitud pero se presentó un problema que dividió a la multitud en dos bandos,
dando inicio a la guerra, y Amaliwak observando la batalla y a los heridos
expresó: “Creo que hemos perdido el tiempo”.
Autor:
Neida Martínez
Imagen de "Los Advertidos"
Imagen de "El mito de Amaliva"
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